🐶 ¿Los premios son soborno? Guía definitiva para entrenar con comida y no fallar en el intento

¿Todavía creés que darle comida a tu perro cuando hace algo que le pedis es “sobornarlo”? Tranqui, no estás solo… Ese mito sigue dando vueltas por ahí, pero la realidad es mucho más simple (y lógica): los premios no son soborno, son una forma de enseñar, reforzar y hasta disfrutar del vínculo con tu perro.

Vamos paso a paso 👇

¿Qué es un refuerzo y cómo funciona?

Cuando le das algo que al perro le gusta justo después de hacer lo que le pediste (como sentarse o esperar), lo que estás haciendo es reforzar esa conducta. Eso significa que el perro la va a repetir más veces en el futuro.

🎯 No es magia. Es ciencia del comportamiento.

“¿Y si solo lo hace cuando tengo comida en la mano?”
Acá está la diferencia clave: si ANTES de pedirle algo le pones un cacho de carne en la cara y le decis “mira lo que tengo, lo ves??? bueno ahora sentate, sit, sentadooooo, sentadito SEN TA DI TO” mientras los ojos de tu perro solo están siguiendo su pedacito de pollo… entonces si, eso es soborno. Pero si el premio es parte del proceso de aprendizaje desde el vamos, y aparece DESPUÉS de que el perro hizo eso que le estabas pidiendo ¡es refuerzo positivo y bien usado!

🔁 Cómo pasar de usar comida siempre a usarla de manera estratégica

Es normal que al principio necesites reforzar mucho y bien fuerte: cada vez que el perro acierta, obtiene un premio. Con el tiempo, podés ir bajando la frecuencia. Pero ojo con esto: no dejes de reforzar del todo.
Hay conductas que te conviene seguir celebrando toda la vida (como venir cuando lo llamás, por ejemplo 😅).

👉 La clave está en la combinación: comida + juego + fiestita + algo que tu perro quiere (que puede o no ser estas cosas) ¡Todo suma si le hace bien al perro!

Entonces… resumiendo:

No, reforzar una conducta no es soborno. Es la forma más clara, efectiva y respetuosa de enseñarle a tu perro cómo querés que se comporte en el mundo.
Y seamos honestos: a vos también te gusta recibir recompensas cuando hacés algo que te cuesta o que hiciste bien, ¿no? Entonces, ¿por qué no harías lo mismo con tu perro, que está haciendo un esfuerzo enorme para entenderte y aprender?

Cuando elegís entrenar con premios, elegís el camino del vínculo, la claridad y el disfrute mutuo. Y eso, créeme, vale más que mil órdenes gritadas o un “¡no!” dicho a destiempo. Y no me hagas hablar de los collares de ahorque.

Nos vemos en la próxima entrada!

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